Historia medieval
Historia medieval
El Cardenal Moscoso determinó que se celebrara en Santa María un Novenario de Fiestas. Al final de la novena se organizó una solemne Procesión de Rogativas en la que figuraba el Clero de las tres Parroquias, Ayuntamiento, la Nobleza y todos los vecinos de la Villa. Cantando las letanías de los Santos, se dirigieron a los lugares donde aparecían las luces, que se habían señalado con cruces; llegados al pie de una de las torres del Alcázar, sitio donde se solían ver las luces más refulgentes, después de invocar al Espíritu Santo, a Santa María, Reina de los Mártires y a los Santos Bonoso y Maximiano, se comenzó a cavar, en nombre de la Santísima Trinidad, primero por el P. Trinitario Fray Luis de la Mella, que había predicado la Novena, continuando el Clero, Autoridades y Nobles, siguiendo después todo el pueblo. A poco más de dos metros de profundidad fueron halladas el 4 de Noviembre las primeras Reliquias: dos calaveras y huesos como de dos personas, según describen los Memoriales que se conservan y con señales evidentes de ser mártires.
En días sucesivos se continuaron las excavaciones en todos los lugares señalados por las luces y se fueron hallando varios hornos, como caleras, llenos de huesos calcinados, grillos y esposas de hierro así como diversos instrumentos de tortura, entre ellos, una gran rueda de encina, en trozos, que unidos por sus ensambladuras, se vio fuera la tróclea de que hacen mención las Actas del Martirio de nuestros Santos.
Como consecuencia de aquellas luces, hoy día se continúa conmemorando el recuerdo de aquellas luces con la fiesta de la “luminaria”, consistente en una procesión de todos los niños de Arjona provistos de farolillos vegetales, labrados por ellos mismos.
Lo más sorprendente fue que por medio de aquellos huesos y cenizas muchos hijos de Arjona y también gran número de forasteros recibieron la gracia de milagrosas curaciones, al invocar con gran fervor y piedad la protección de los Santos; prodigios y gracias que con gran detalle se consignan en el referido Memorial del Pleito, en el libro impreso por el Dr. Alderete, Canónigo de Córdoba, dedicado por su autor al Papa Urbano VIII, y en otros más.
Todas las Reliquias, halladas se guardaron en un arca de la Sacristía de Santa María, hasta que fue construido el Santuario por orden del Cardenal Obispo de Jaén, Don Baltasar de Moscoso y Sandoval, que fueron colocadas en relicarios, en el templo de la parte de abajo, donde hoy se encuentra la Escuela Parroquial de San Martín.
El Santuario fue edificado en el foso del Alcázar en el mismo lugar donde se hallaron las primeras Reliquias, al pie de la torre que después fue llamada de los Santos. Las obras, costeadas con las limosnas de los fieles y valiosos donativos del Cardenal, que destinó para ello varias rentas del cortijo llamado del Obispo, por ser propio de la Mitra de Jaén; duraron varios años, hasta la inauguración del templo superior en el año 1659 cuya fecha quedó grabada con las Armas del Cardenal en la portada.
En este templo se veneraron las imágenes de los Santos Patronos hasta el año 1843, en cuya fecha, al ser suprimida la Parroquia de Santa María, los hijos de Arjona dedicaron este templo a Santuario de los Santos, trasladando a él sus imágenes y subiendo al Camarín del templo superior del Santuario, las Reliquias, que se instalaron en el actual armario y alacenas, en donde las conservamos hoy.
Para perpetuar la memoria del maravilloso Descubrimiento y de las Actas del Martirio de nuestros Patronos, se colocaron en la fachada norte del Santuario dos lápidas de piedra enmarcadas por elegante moldura, con inscripciones latinas, que traducidas al castellano dicen así:
"A los Santos Bonoso y Maximiano, por Publio Daciano, Prefecto de las Españas, martirizados, y cuyos cuerpos fueron revestidos, una noche, en este lugar, con celestial resplandor y sepultados con sigilo, y por último en el presente siglo, iluminados con milagrosos, frecuentes y brillantes fulgores que mostraban en el aire signos triunfales de cruces, y por divina inspiración encontrados en el mismo lugar y sitio donde descansaron ignorados durante mil trescientos veinte años. Por estos y otros dones augustísimos y divinísimos, ante los cuales quedó sorprendida la mente humana, el Eminentísimo y Reverendísimo don Baltasar de Moscoso y Sandoval, Presbítero Cardenal de la Santa iglesia Romana del título de la Santa Cruz de Jerusalén, en el año 25 de su Episcopado de Jaén, por voto de sus hijos a aquellos a quienes se deben mayores y más augustos dones, para alabanza, honor, justa veneración y para memoria de ellos, con gran piedad, erigió Templo y Altares, con dedicación del obsequio en el año de Cristo de 1644 y 24 del Reinado de Felipe (IV) Rey de las Españas. El Senado y el Pueblo del Municipio Albense urgavonense Arjonense a sus fortísimos e indulgentísimos Patronos, Felices y siempre Invictos, por voto dedicó esta piedra con inscripción".
La precedente lápida está sobre la ventana más inmediata a la portada. Sobre la otra ventana, que es la más próxima al campanario, va otra lápida que, traducida, dice así:
"A los bienaventurados del Dios Optimo Máximo, Santísimos y triunfadores de la impía Rebelión del Prefecto Romano de Sevilla, en la guerra civil de Andalucía, militando bajo las banderas de los Emperadores, cuando apenas habían salido de la pubertad, y además triunfadores del príncipe de las tinieblas y de los mismos Emperadores Diocleciano y Maximiano, en la décima persecución general contra la Iglesia de Dios, bajo el poder del Prefecto de las Españas Publio Daciano, el 21 de agosto por el año de Cristo de 308, a las tres de la tarde siendo Bonoso de 20 años y Maximiano, su hermano, de 18 años de edad, fueron cortadas sus cabezas, venciendo gloriosamente por la fe de Cristo, después de sufrir estrecha custodia en la cárcel y atormentados con sed continua en la mitad del estío, y con el suplicio de la tróclea. Y en este mismo sitio y lugar, donde se cree consiguieron la palma del martirio, sus cuerpos sagrados, que ya habían sido negados por el Presidente a los padres de los mártires, naturales de la Colonia Iliturgi Foro Julia, llamada Andújar hoy, en secreto sepultados por ciertos soldados cristianos que salieron por la noche con cautela de este Alcázar, al ver dichos cuerpos revestidos de un resplandor celestial, El municipio Albense Urgavonense a sus Indulgentísimos Patronos dedicó Templo y Altares y esta piedra e inscripción, por decreto de los Decuriones".