BARRIO DE LA JUDERÍA

Rincón de la Judería

Durante toda la Edad Media, vive en el pueblo de Arjona una numerosa población judía, fruto de la convivencia entre religiones que vería su culminación con la expulsión en tiempos de los Reyes Católicos.

Los dos accesos principales de Arjona

El barrio de San Juan, conocido por su histórica judería, conserva con orgullo los vestigios del pasado en su estructura urbana. Desde tiempos visigodos, esta área fue hogar de una comunidad judía que compartía espacios públicos con los residentes locales. La sinagoga, que ocupaba el sitio actual de la iglesia de San Juan Bautista, era el centro de esta comunidad. Además de compartir lugares como baños, hornos y mataderos, los judíos tenían sus propios establecimientos y rituales, incluyendo carnicerías y un cementerio propio.

La presencia judía en Arjona se remonta al siglo VII, con los reyes visigodos promulgando leyes para garantizar la coexistencia pacífica entre las comunidades judía y cristiana. Hoy en día, los vestigios de esta historia se pueden encontrar en las calles de Adarve y Prioratos, vías estrechas y empedradas que reflejan la disposición del terreno. Aunque compartían el espacio, la judería estaba segregada del resto de la población por una empalizada que rodeaba el barrio, protegiendo la vida comunitaria y facilitando la defensa en tiempos de paz (aunque en tiempos de conflicto, esta empalizada se convertía en una trampa mortal para sus habitantes). Los accesos a la judería estaban controlados por portillos o puertas que se cerraban por la noche.

En el caso específico de la aljama de Arjona, se pueden observar dos pórticos de entrada durante un tranquilo paseo por el barrio. El primero se encuentra en la entrada principal del barrio, al inicio de la calle Prioratos, con un arco de medio punto revestido de cal. El segundo pórtico se sitúa a mitad de esta calle, decorado con una estrella de David en la clave. Este segundo arco es de herradura apuntado, construido en ladrillo según la arquitectura islámica del siglo X, un estilo que luego influenció el arte mudéjar y que también se encuentra presente en la construcción de la Mezquita de Córdoba. Aunque ambos arcos fueron destruidos durante la Guerra Civil, han sido restaurados para preservar su legado histórico.

Un símbolo destacado que evoca el pasado judío de la ciudad es la menorah, un candelabro de siete brazos que se encuentra en la intersección de las calles Adarve y Prioratos. Este candelabro, uno de los símbolos más antiguos del judaísmo, está adornado con una lápida de mármol esotérico y se sitúa sobre un mirador que ofrece vistas panorámicas de gran parte de la provincia de Jaén.